Enfermé de amor.
Siempre
que leo a Fernando Molano enfermo de amor. Desde la primera vez con Un
beso de Dick, luego con Vista desde una acera –su
segunda novela, inédita hasta hace muy poco, que leí virtualmente en tres
noches y que casi me puso a llorar aquel día que la vi en la Fiesta del libro
porque no tenía dinero para comprarla– y ahora con su poemario Todas
mis cosas en tus bolsillos. Enfermé de palabras nunca dichas. Es que
son hermosos estos poemas, íntimos, musicales: enmarcados como toda la obra del
autor –pequeña pero fresca– en el amor y la muerte. En el amor a pesar de la
muerte.
También estoy enferma porque es domingo, y me pongo más debilucha.
Sea lo que sea, pues voy a aprovechar mi enfermedad para poner algunos de
los casi poemas de amor –de su amor– que más me gustaron por aquí. Leerlo
remueve en mí todas mis ganas de amar, y eso es justo y es necesario de cuando
en vez.
También me dan ganas de morir, inmediatamente después de amar por primera
vez. Un asunto muy neurótico, propio de mi carácter.
Ay, entiendan: es la fiebre.
Estoy enferma de amor. De falta.
*PILLADOS
Qué suerte
en casa han descubierto
los papelitos de amor con que sueles tejer
solo para mí
tu telaraña
A estas alturas ya papá se habrá enterado
y no tardarán en venir tras nosotros
como perros enceguecidos
algunas abominaciones
corramos pues
a doblar la esquina
Antes de que nos alcancen
toma:
son estas mis canicas favoritas
mi trompo
mi bodoquera
y mi colección de piedritas
este es mi Álbum de Historia Natural “Jet”
y aquí metidos
mis poetas que más quiero
mi tarjeta de identidad
y la foto de mi bautizo
toma todas mis cosas
mi viejo placer de niño
y mis pasiones bobas
este algo que ahora soy y este mi nombre
–toma sobre todo mi corazón
Y guárdalas bien en tus bolsillos
Porque aún soy vulnerable y tratarán de aniquilarlas:
no dejes que te las quiten
*
“Tanto decir que sería
de todos modos
una dicha recordarte
para descubrir
puesta la mejilla en la almohada
cada noche
que es tan precaria la memoria
tan frágil
tan inútil
incapaz la pobre
de esbozar siquiera
los contornos de tu vacío
Todo lo que amo
es una inicua nostalgia
vedada de caricias”.
*
CAE LLUVIA TRAS MI VENTANA
“Ya sé
que Simone de Beauvoir decía de su Sartre: Su muerte nos separa, pero
mi muerte no nos une… Bueno, me digo, acaso la mía me permitiera, al
menos, dejar de estar sin ti.
Porque sospecho, querido Diego, que tu ausencia y mi memoria no se
conciliarán, perdidas –aunque después de todo, ¿para qué?–, aun en la muerte
que me aguarda. Y solo gravitarán bajo mis sábanas en el cuenco vacío de mi
cuerpo, que no calzará más tu cuerpo, mientras te extraño a solas varado entre
mis ruinas.
–No es bonito”.
*
BUENOS DESEOS
“Y ganaré de paso
todo el dinero del mundo
al menos el suficiente
para llevar a mamá al médico
y comprarle al fin
una casa a la tuya
Por su puesto
solo yo viviré el momento
en que al llegar al bar
no estés esperándome en la barra
para ofrendarte mis triunfos
Qué lamentables lucirán entonces mis laureles
junto a las flores de tu tumba”.
*
“Me ha traído chocolates como a un niño.
Como a una niña me ha obsequiado flores.
A mi ventana ha cantado canciones amorosas
–con guitarra y todo.
Me ha dibujado un sol en un papel.
Y en el cine me ha dicho que me ama.
Todo ello significa: ten cuidado”.
*
CON ESTOS DESEOS DE VERTE
“Ese bus que va para tu barrio
las monedas que no tengo en mi bolsillo
por consiguiente
las calles que hoy no caminaremos
los besos que hoy no te daré entretanto
–la vida en sí
En cada miseria”.